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Contaminante

Por: Lillian Ramos

Fue impactante para aquella audiencia, cuando Yeshua (Jesús) dijo que lo que contamina al hombre no es lo que entra por la boca sino lo que sale, Mt 15. Este texto ha sido usado para justificar que todo se puede comer y no hace daño físicamente.

Desde tiempos antiguos el lavado de manos es vital para evitar la propagación de enfermedades. En la historia de la medicina (1847), el médico húngaro Ignaz Semmelweis fue el primero en demostrar que lavarse las manos podía salvar vidas.

Espiritualmente el lavado con agua se trata de purificación, purificar se define como la acción y efecto de devolver al cuerpo su pureza o quitar de algo lo que le es extraño.
Comúnmente existen lavados sencillos y ligeros como el enjuagar la boca, lavarse el rostro y las manos para eliminar diferentes patógenos. Además el lavado de manos era usado para expresar el liberarse de alguna culpa o desatenderse de un asunto como lo hizo Pilato.

Aquí el gran Maestro, enseña con unos matices que aparenta de primera entender que se trata de aspecto físico o material, pero es totalmente espiritual. Los fariseos y escribas le cuestionaron acerca del estar quebrantando la tradición de los ancianos al no lavarse las manos antes de comer pan. Ellos violaban los mandamientos por tradición de hombres. Por tal razón Yeshua les dijo: ¡hipócritas!

Pudiésemos estar sumergidos en el agua como peces todo el día, pero si nuestra manera de pensar no cambia, esto es lo que hace verdaderamente que el hombre sea contaminado, poruqe hacer el mal sale desde adentro del ser hacia afuera.

Lo que entra y contamina el alma son los malos PENSAMIENTOS que luego salen para hacer actos pecaminosos.

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