Uncategorized

Los Antiguos y Nosotros

Por: Lillian Ramos

Los profetas antiguos y muchos de los justos vivieron y partieron de este mundo sin haber visto la reconciliación. Ellos caminaron creyendo en toda confianza que vendría esta reconciliación al mundo.

Luego de los antiguos, poco más de dos mil años atrás todas las almas que llegaron a existencia en ésta dimensión llamada tierra, acepten o no, la humanidad ya experimentaba la reconciliación. Las escrituras registra a dos personas que reconocieron al Salvador aún estando el Mesías en pañales, estos fueron Ana la profetisa perteneciente a la tribu de Aser y Simeón.

Simeón, era un hombre Justo y devoto que esperaba la liberación de Israel y el Espíritu Santo estaba sobre él y revelado por el Espíritu, que no vería la muerte antes que viera al Ungido del Eterno. Y guiado por el Espíritu entró al Templo cuando estaban los padres del Mesías cumpliendo con las ordenanzas del Eterno y citó las palabras de Isaías 49:8. Ana, se pasaba en el Templo, también daba gracias y alababan al Padre Altísimo porque ellos esperaban la Salvación de Jerusalén, (Lucas 2:25-38).

En los aproximadamente 3 años de ministerio del Mesias nuestro Salvador, multitudes le seguían y creían, muchas personas, hablaron con Él, aprendieron de sus enseñanzas, muchos recibieron liberación, perdón y sanidad cuando decía: levántate y no peques más. Los religiosos de esa época lo calumniaron y trataron de blasfemia sus obras, pero claro está que los religiosos de todas las épocas tienen un velo en sus ojos que no les permite entender. Esta vivencia incluye también a los doce apóstoles que fueron escogidos para enseñarles y encargarles la palabra de reconciliación.

Excluyendo éste periodo corto donde vivenciaron junto a Él , tanto los antiguos como nosotros, no le vimos, aunque muchos de los que le vieron no creyeron, al igual que hoy que no le vimos y muchos no le creen. La reconciliación fue hecha en su totalidad por medio del madero, aquel Salvador anunciado en el Salmo 22 y en Isaías 53. Ascendido a lo alto y asumiendo el Sacerdocio según el orden de Merquisedec para reconciliar la humanidad caída.

A causa de la desobediencia en el Edén, la humanidad cayó trayendo muerte y toda maldición por el pecado, incluyendo la enfermedad, (Génesis:3:19). El anunciado de Isaías 53:5 se cumplió en el Mesías mediante su sacrificio. “Más Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre Él y por sus llaga fuimos nosotros curados”. Esto ningún profeta, sabio o Justo lo pudo haber hecho porque la profecía estaba sobre el libertador de Israel y de Sion salvación a las naciones. Él vendrá luego de haber sido el intermediario entre el Padre y los hombres para reconciliación y regresará como Rey, Salmo 22:28-31, Hageo 2:7-9, Zacarías 14:4.

Todo esto proviene del Padre Eterno quien nos reconcilió consigo mismo por medio del Mesías y nos dio el ministerio de la reconciliación. La segunda carta a los Corintios 5:18, cita a Isaías 49:7, Al despreciado de los hombres, Al aborrecido de las naciones (gentiles), Al esclavo de los tiranos: Reyes te verán y se levantarán; Príncipes se postrarán a causa del Eterno que es fiel, El Santo de Israel que te escogió”.

¡Yeshua significa SALVACIÓN! Shalom a tu alma.